Trabajar por debajo del nivel esperado puede tener consecuencias graves si se prolonga en el tiempo y no existe justificación. En algunos casos, la empresa puede recurrir al despido disciplinario por bajo rendimiento.
Ahora bien, no toda caída en la productividad constituye causa automática de despido. Para que sea válida, la disminución debe cumplir ciertos requisitos legales y estar acreditada de manera objetiva. Veamos qué dice la ley y cómo se aplica en la práctica.